Libro de las Fundaciones
CAPÍTULO 27
En que trata de la fundación de la villa de
Caravaca. Púsose el Santísimo Sacramento, día de año nuevo del mismo año de
1576. Es la vocación del glorioso San José (1)[1].
1. Estando en San José de Ávila para partirme a la
fundación que queda dicha de Beas, que no faltaba sino aderezar en lo que
habíamos de ir, llega un mensajero propio, que le enviaba una señora de allí,
llamada doña Catalina, porque se habían ido a su casa –desde un sermón que
oyeron a un padre de la Compañía de Jesús– tres doncellas con determinación de
no salir hasta que se fundase un monasterio en el mismo lugar (2)[2].
Debía ser cosa que tenían tratada con esta señora, que es la que les ayudó para
la fundación. Eran de los más principales caballeros de aquella villa. La una
tenía padre, llamado Rodrigo de Moya, muy gran siervo de Dios y de mucha
prudencia (3)[3].
Entre todas tenían bien para pretender semejante obra. Tenían noticia de ésta
que ha hecho nuestro Señor en fundar estos monasterios, que se la habían dado
de la Compañía de Jesús, que siempre han favorecido y ayudado a ella.