Revisión del texto, notas y comentario: Tomás Álvarez, O.C.D.
MORADAS TERCERAS
Capítulo 1
Trata
de la poca seguridad que podemos tener mientras se vive en este destierro,
aunque el estado sea subido, y cómo conviene andar con temor. Hay algunos
buenos puntos.
1.
A los que por la misericordia de Dios han vencido estos combates, y con la
perseverancia entrado a las terceras moradas, ¿qué les diremos sino
bienaventurado el varón que teme al Señor? (1)[1]
No ha sido poco hacer Su Majestad que entienda yo ahora qué quiere decir el
romance de este verso a este tiempo, según soy torpe en este caso. Por cierto,
con razón le llamaremos bienaventurado, pues si no torna atrás, a lo que
podemos entender lleva camino seguro de su salvación (2)[2].
Aquí veréis, hermanas, lo que importa vencer las batallas pasadas; porque tengo
por cierto que nunca deja el Señor de ponerle en seguridad de conciencia, que
no es poco bien. Digo en seguridad, y dije mal, que no la hay en esta vida, y
por eso siempre entended que digo «si no torna a dejar el camino comenzado».